Muchas veces "tiro", de peliculas, otras de mitología, mezclo ambas, o directamente invento.
Esta semana sin buscar nada en concreto pero si con la tematica de los Indios, que me pedía mi hijo pequeño, me surgio esta fabula.
A mi hijo le gusta bastante y me la pide.
Espero que tambien os guste a vosotros.
El niño sioux y el águila
Cuenta la leyenda, que en las llanuras de Dakota vivía una tribu de sioux que generalmente cultivaban, y cazaban el bisonte solo cuando lo necesitaban para comer.
Un día, el jefe sioux
llamó a su pequeño hijo y le dijo:
-Niño sioux, tienes
que realizar una prueba.
-¿Qué prueba papá?
-Debes subir las
Colinas Negras y traerme un huevo de águila.
-¿Un huevo de águila
papá? ¿Para qué?
-Hijo, no preguntes y
tráeme el huevo.
El niño sioux,
corriendo, cogió su caballo para hacerle caso a su padre, y cabalgó y cabalgó
por las llanuras hasta llegar a la montaña. Allí, cuando su caballo ya no podía
subir más, se bajó, pero no lo ató a nada. Sabía que la montaña que tenía que
escalar era peligrosa. Si él no volvía, el caballo podría volver solo a su
poblado.
El niño sioux, escaló
la montaña con mucho cuidado, pero con gran rapidez. Aun siendo bastante alta,
no tardó mucho en alcanzar la cima. Allí, tras varias horas buscando, encontró
un nido de águilas con tres huevos.
Estaba ya el niño sioux
a punto de coger uno y guardarlo en una especie de zurrón hecho en cuero,
cuando de repente, el papá águila bajo del cielo y se dirigió veloz a su nido.
Nada más posarse, le
dijo al niño:
-Niño sioux, niño
sioux, ¿Por qué quieres llevarte uno de mis huevos?
-Debo hacerlo, señor
águila. Mi papá me lo ha pedido.
-Pero niño sioux.
–Respondió el águila. –Si te llevas uno de mis huevos, perderé a uno de mis
bebes. Su madre y yo nos pondremos muy tristes. ¿Qué quiere hacer tu padre con
mi huevo?
-No lo sé, señor
águila, él solo me ha pedido que lo lleve a la tribu.
-Pero niño sioux, si
te llevas uno de mis huevos, perderé a uno de mis hijos. ¿Lo has pensado?
-Es verdad papá
águila, creo que no estaría bien.
-Te propongo un trato
niño sioux, -Le dijo el águila, -si no te llevas mi huevo, te daré la pluma más
grande y colorida que tengo. Quizá eso también le guste a tu padre.
-Me parece buena idea
señor águila.
Y así pues, el papá
águila con su pico, tomó una de sus mayores plumas y se la dio al niño sioux.
El niño, la guardó en
su zurrón, aunque siendo tan grande, sobresalía bastante de él. Bajó corriendo
la montaña a la que todo el mundo llamaba Colinas Negras. Cogió su caballo que
pastaba tranquilamente y volvió cabalgando veloz a su poblado.
Allí, se dirigió al tipi de su padre, el jefe de la tribu, y nada más verlo, su padre le dijo:
-Niño sioux, niño
sioux, ¿me traes en tu zurrón el huevo del águila como te pedí?
-No papá, no he
podido.
-¿Es que no has
encontrado ningún nido? ¿Sé muy bien que allí vive una familia de águilas?
-Si papá, lo
encontré. Tenía tres huevos, y estuve a punto de coger uno. Pero llegó el papá
águila y me hizo ver que si cogía uno de sus huevos, perdería uno de sus hijos,
y no pude hacerlo.
Pero papá, -Le dijo
el niño emocionado. -te traigo algo que me dio el águila, quizá también te
guste.
Y de su zurrón sacó
la gran y colorida pluma que le había dado el águila.
-¿Qué te parece papá?¿Te
gusta? –Si mucho.
-Y ¿No estás enfadado
conmigo por no haberte hecho caso?
-No hijo, has obrado
bien. Yo me puedo equivocar a veces, y no siempre tengo razón. Ha llegado el
momento en que tú debes tomar ya tus propias decisiones, y saber por ti mismo
que es lo que está bien y está mal.
Esta era la prueba.
Desde este momento ya no eres un niño. Ya te has hecho un hombre.
El pequeño sioux se
puso muy contento por no haber defraudado a su padre y haber obrado bien
conforme a su corazón.
Desde entonces, al
niño sioux todo el mundo lo llamó en la tribu waŋblí,
que significaba “águila dorada”.
Por cierto, se dice, que desde aquel momento, todos los jefes de esta tribu llevaron la
pluma que trajo el niño indio en su cabellera, en señal de respeto al águila.
Saul Meral