Papá, quiero ser Romano
La
semana pasada en Granada se presentó al publico la exposición “1000 años de
Medina Elvira” dentro de los actos que conmemoran el Milenio de nuestra ciudad.
Y todo ello me hace reflexionar el papel de la
Arqueología y el uso público de la historia que se hace en nuestra bien amada
Granada.
Al fin y al cavo, todos estos testimonios de
la historia pueden ser tratados como “recuerdos de familia” que debemos mostrar
al público, al ciudadano, a los descendientes directos, sin salirnos claro está
del rigor científico que conlleva, manteniendo una posición rigurosa y neutral.
Pero esta labor científica muchas
veces choca con los intereses políticos-pedagógicos. Desencuentros entre la labor científica y el interés de los
“mass media”, como bien indica Andreina Ricci, Arqueóloga y Profesora
universitaria en Roma.
Algo parecido vengo observando desde hace años
en Granada, quizá propiciado por una cierta “vergüenza” de nuestro pasado
directo Árabe.
Desde luego,
Granada no es Córdoba, pero bien parece que muchos quisiéramos, ya que buscamos la “ciudad Romana
perdida” tal como Heinrich Schliemann hizo en
su día con la Troya perdida. Y cuando
aparece una Villa de tantas las que se encuentran en nuestro ámbito nacional,
aquí se “para el mundo” pues quizá se haya encontrado la piedra angular que
buscamos, la que dé por fin solución a la ecuación, la que nos “limpie” la
vergüenza de nuestro origen Árabe.
Y quien sabe, quizá un día incluso aparezca ya
que como dice el refrán, quien busca encuentra.
Mientras tanto,
olvidamos lo que tenemos, lo que somos, de dónde venimos… como bien nos llevan
gritando muchos eruditos desde Gómez-Moreno en el siglo XIX hasta el Maestro
Malpica.
Nuestro origen, el
origen de Granada, la Pompeya de Al-Ándalus como la llaman algunos, la ciudad
que se encuentra a las faldas del Cerro del Sombrerete y el Tajo Colorao
ahí sigue abandonada, esperando a que algún día alguien tome en serio los
gritos al aire de pocos… ¡Ay! Si fuera Romana!!!!
Hace poco, se
escuchaba en los medios como un refutado político se indignaba de que el
Milenio no haya dejado ningún bien tangible…
Que gracia,
el bien tangible nos lo dieron hace ahora 1000 años y aun sigue allí esperando
a que lo “desempolvamos”.
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