sábado, 20 de abril de 2019

La Azucarera de San Isidro. Granada.



 - El complejo azucarero de San Isidro

El complejo azucarero de San Isidro e Ingenio de San Juan constituye, sin duda, uno de los hitos más relevantes del proceso de industrialización granadino, y conforma en sí mismo un testimonio histórico de excepcional importancia atendiendo a las repercusiones sociales y económicas de una industria que ha marcado la etapa contemporánea de la ciudad como motor de desarrollo de la misma, propiciando la creación de un nuevo barrio, Bobadilla, erigido para ubicar a la ingente población trabajadora que demandada el nuevo y próspero espacio fabril.
El Ingenio de San Juan (1882), la primera fábrica de azúcar de remolacha de España se crea con el fin de transformar la remolacha azucarera, cuyo cultivo se acababa de implantar en la Vega de Granada y que va a dar origen a un fulgurante desarrollo en todos los ámbitos de la ciudad. La vecina San Isidro, fundada en 1901, destaca por sus valores arquitectónicos, niveles productivos y alto número de mano de obra empleada, dando lugar en 1929 a un proceso de ampliación de las instalaciones que llegará incluso a absorber al vecino Ingenio de San Juan y a albergar instalaciones para la extracción de alcoholes, convirtiendo al complejo en una fábrica de grandes dimensiones tanto espaciales, como productivas y laborales.
Actualmente es posible apreciar aún cómo el espacio se estructuraba de forma totalmente funcional y de acuerdo a las exigencias que el propio proceso productivo requería, perviviendo los inmuebles bien conservados. Aunque la fábrica no cuenta ya con la maquinaria, las naves, edificios e infraestructuras existentes siguen proporcionando una información clara acerca de cómo se configuraba el proceso de producción.
Dicho proceso conlleva la existencia de unos saberes específicos en relación al cultivo de la remolacha, a la extracción del azúcar y a su comercialización, dando lugar a la creación de unas relaciones laborales concretas, a unos oficios determinados, a un modelado del propio territorio, y, en suma, a la cualificación de una parcela de la realidad granadina de principios de siglo XX que aún en la actualidad, sigue teniendo cierta pervivencia, presente en el imaginario colectivo y formando parte de la identidad y de la historia de Granada.
La cuidada arquitectura de los edificios establece otro de los valores patrimoniales más relevantes y diferenciales de este complejo industrial, destacando la formalización de la Torre Alcoholera y la fachada de San Isidro. Frente a otros complejos fabriles, los edificios de San Isidro y San Juan utilizan el ladrillo y la mampostería, con ventanales altos y rítmicos dispuestos en una ordenada composición de macizos y huecos que conforman una fachada principal orientada hacia la ciudad de gran calidad arquitectónica y valor estético.
Igualmente cabe señalar el valor paisajístico y ambiental del complejo azucarero, inscrito aún hoy día en la transición desde la ciudad a la vega, punto de intersección entre campo y urbe, entre el medio natural y la ciudad, siendo clave para entender la evolución histórica de la zona. Aún en la actualidad el complejo fabril sigue constituyendo la unidad constructiva más relevante y consolidada en el territorio donde se implanta, que ha determinado en gran medida la configuración urbana de la zona en la que se inserta. La rotunda presencia de la Torre Alcoholera, de clara inspiración centroeuropea y treinta metros de altura, constituye un hito paisajistico referencial e irrenunciable en este territorio de la vega granadina y de la propia ciudad de Granada.


(Texto extraído del Catálogo de inscripción de la Azucarera como Bien de Interés Cultural)