jueves, 25 de junio de 2009

ALBAICIN OLVIDADO


Tras la expulsión de la población judía de granada, allá por el 1492, Fernando el católico manda demoler el barrio de la judería, (barrio del realejo), iniciando así una importante transformación urbana de nuestra Granada. A partir de este momento, el objetivo fundamental de los pobladores cristianos es transformar la ciudad en una ciudad castellana, adaptar los espacios y calles a sus nuevos usos y costumbres, quisieron destruir todo elemento propio de la ciudad musulmana, sobre todo la estrechez y el laberinto callejero.

¡Gracias a Dios! Y nunca mejor dicho, el objetivo no fue conseguido, la trama urbana se conservó, aunque eso de adaptar los nuevos usos y costumbres “cristianos” a dicho entramado árabe, aun está por llegar.

Hace unos veranos, he tuve la posibilidad de descubrir la ciudad de Atenas, punto de encuentro entre oriente y occidente, como fue Granada en su día, y ciudad de encuentro de culturas, origen del pensamiento occidental. Allí, el barrio de Plaka, (el cual se podría comparar con nuestro albaicin) de viviendas cúbicas, encaladas y de tortuosas callejuelas, forman parte de la herencia que dejaron los habitantes de Anafi, una isla de las Cícladas, que fueron utilizados como mano de obra barata en la construcción de Atenas después de la independencia. Su belleza destaca especialmente, cuando las paredes de sus diminutos jardines aparecen cubiertas de latas de aceite pintadas de vivos colores, convirtiéndose en improvisadas macetas desbordantes de flores. Donde las parras, cubren partes de calles, procurando sombra en las horas más calidas, donde en todos los típicos bares, lo primero que se hace nada más sentarse el cliente, es llevarle un buen baso de agua fresquita y después es cuando se le pregunta que es lo que quiere tomar. Y a cada paso, una pequeña tienda, de artesanía, joyas, o lo que sea, porque para gustos no hay nada escrito.

Ahí esta la diferencia con nuestro albaicin, todas sus calles tienen vida, pues generaciones y generaciones de personas han seguido viviendo y “usando” este barrio. Y es que el mejor uso para un lugar de estas características es el de “zoco”, pues esto atrae a la gente, y gente es lo que necesita el barrio, pues la carencia de vida lo llega a hacer inhóspito, mas que pintoresco estando en cada esquina expuesto a cualquier peligro, como el intento de atraco al que nos vimos expuestos varias personas el pasado sábado, pero eso los guiris ya lo saben, vienen con el cuento aprendido de su país, pues hasta se lo dicen los guías. Pero muchos siguen cayendo y si no que le pregunten a la policía.

Nosotros seguimos con lo nuestro, intentado, mantener esa foto idílica y pintoresca del albaicin, intentando conservar dicho lugar que no es poco, pero, olvidando cosas, como las que ya decía John Ruskin, escritor, critico de arte y sociólogo en el siglo 19: el principio de los tiempos modernos, aplicado sistemáticamente por los constructores y promotores, consiste en descuidar los edificios y luego restaurarlos, para así dar trabajo.

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