domingo, 1 de mayo de 2011

PRIMERO DE MAYO 2011


Esta fecha, Día del Trabajo, es uno de los más pesimistas de los últimos años. Se celebra en el conjunto de acontecimientos socioeconómicos con notorias y negativas consecuencias en amplios sectores ya que el mundo obrero, va viendo cómo, día a día, su situación va empeorando.

Si a esta relación añadimos lo específico de nuestro tierra y de nuestros pueblos con el conocido desmantelamiento del escaso tejido industrial de nuestras comarcas, con la pérdida significativa de empleo junto a situacio­nes de injusticia que padecemos, seguimos descendiendo hacia el furgón de cola de las provincias con menor nivel de vida, según el informe sobre la renta. La pobreza aumenta en Europa y el foso entre ricos y pobres es cada vez mayor, debido a las políticas económicas del neoliberalismo imperante. Asimismo es intolerable la tasa de desempleo y la progresiva precarización del trabajo de nuestra realidad social.


La lógica nos viene indicando que en época de crisis se incrementa el paro de los jóvenes y adultos con los consiguientes abusos y daños que esta situación origina, tanto psíquica como físicamente. No cabe duda, que el trabajo constituye una dimensión fundamen­tal de la existencia humana.

Mediante el trabajo el hombre/mujer no sólo transforma la naturaleza, sino que se realiza a si mismo estableciendo el bienestar del propio país en que vive, crece y se desarrolla.

Sin embargo, vivimos inmersos en una cultura personalista e individualista, donde el derecho al trabajo adolece del reconocimiento del conjunto de los derechos de la persona, que debe ser respetado por todos, pero lamentablemente, el consumismo y el afán desmesu­rado de la competitividad que imperan en nuestra sociedad llegan a cegar a los poderes políticos y económicos de tal manera que, tendremos que clamar para que dicho derecho al trabajo sea respetado y que, de verdad, cada persona tenga su trabajo digno y con un salario justo para vivir también dignamente.

Por ello, el empleo, debe de ser, nuestra primera reivindicación aquí y ahora. Debemos reclamar de todos los poderes públicos acciones positivas y concretas que favorezcan el crecimiento económico y la creación de empleo. Debemos hacer un llamamiento a toda la sociedad y a los dirigentes políticos y económicos para situar el problema de empleo como el núcleo de las discusiones y debates políticos.

Como bien dice STEPHANE HESSEL debemos INDIGNARNOS de la situación que vivimos y luchar entre todos por un bien común.

Habría que reafirmar, al momento presente, la necesidad de una acción solidaria y conjunta para aglutinar los intereses de los trabajadores.

Por ello, el primero de Mayo de este año, no sólo debe ser un día de reflexión para la clase trabajadora sino de compromiso en la defensa de sus derechos tantas y tantas veces pisoteados. No podemos quedarnos impasibles, mientras existan los mismos planteamientos de políticas económicas que priman la especulación y la ganancia fácil en lugar de favorecer el empleo y el equilibrio social.


Saul Bernal Meral, Arquitecto

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