jueves, 9 de abril de 2015

"Del sexo de los Ángeles" Opinión personal publicada en diario IDEAL



Del Sexo de los Ángeles

“Las estaciones de ferrocarril son la entrada forzosa de las ciudades y dan la primera impresión de ellas; y una primera impresión suele ser el núcleo alrededor del cual se agrupan las impresiones sucesivas. El viajero que llega a Granada y lo primero que descubre es una estación, como otras muchas que ha visto, sin la menor huella de nuestro carácter, o de lo que él se figura debe ser nuestro carácter, piensa en el acto que está en un pueblo donde por casualidad se encuentra la Alhambra; y como después en el interior no recibirá otras impresiones capaces de destruir esta primera, nos abandonará convencido de que somos pueblo por todos los cuatro costados. La diferencia entre pueblo y ciudad está precisamente en que la ciudad tiene espíritu, un espíritu que todo lo baña, lo modela y lo dignifica”

Estas palabras no son mías, sino del ilustre Granadino D. Ángel Ganivet publicadas en 1920; pero después de casi 100 años la historia se viene repitiendo.

Recuerdo cuando muchos, entre ellos yo mismo pedíamos en los terrenos de RENFE un gran parque urbano para Granada (que de verdad adolece), lo que no quitaba estación soterrada. Incluso se le presentó al Arquitecto D. Rafael Moneo para su inserción en proyecto y fue bien recibido. Recuerdo cuando también se luchaba por que entrara soterrado por la Chana; otros, apostaban por San Isidro, la gran fábrica abandonada que tanto potencial tiene, para no tener que soterrar el AVE, y una buena conexión a la red de tranvías con el centro… (Centro al que nuestro metro/tranvía no llega), e incluso se llegó a hablar de la rotonda de Europa.

Entre unas cosas y otras, ha llegado un momento en que la clase política nos ha estado mareando tanto, que de verdad hemos llegado al tedio… y ya ni nos importa lo que se haga ni como se haga; y si nos importa, ya ni piamos.

Decía el Maestro Ganivet que en las ciudades que él conocía (y por su profesión fueron bastantes por todo el mundo), “hay divisiones y luchas, pero son siempre como certámenes para ver quien lo hace mejor; pero que nuestros combates son como riñas de gallos, en que se va a ver quién hace más daño a quien”. Y esto por desgracia también aún se mantiene cien años después.

La primera impresión suele ser la que cuenta; quizá nuestro carácter sea ese, gentes de Jarapas (y cuando digo la palabra jarapa no lo hago con desprecio); de aquellos que “construimos” a trozos. Ahora este poquito con esto, ahora por allí con aquello. Quizá las grandes obras aún nos quedan grandes…

Habrá quien ante estas palabras de Ganivet, (muy propio de pseudo-románticos),   cuando  el Maestro habla de la huella de nuestro carácter,  pretenderán que todo aquello que se haga en Granada sea a base de arcos árabes, enrejados y farolillos. Ay!!! Que daño hace ese pseudo-romanticismo, que si por ellos fuera harían de nuestra ciudad parque temático. (Y lo están consiguiendo).

Tanto Ganivet como Ortega coincidían en una cosa. En España los tipos más perniciosos son los “hombres de conocimientos generales”, porque aunque su educación sea la literatura, medicina, abogacía o cualquier otra, lo que los situaría en excelentes especialistas de lo suyo, nos permitimos hablar de cualquier tema como si fuésemos capaces de dominar toda clase de cuestiones, aunque por el momento las desconozcan. Y todo el mundo se permite hablar de “Estética”, tomando como base el refrán tan español “sobre gustos no hay nada escrito”… Pues no señores, quizá sobre estética hayan corrido más ríos de tinta a lo largo de la historia que de muchas religiones.

Con esto entronco con el proyecto de “Puerta Nueva o Atrio de la Alhambra”, lo que para muchos será la primera y única impresión que se llevarán de Granada.

Decía Ganivet hace 100 años, que la entrada a nuestra ciudad y a todas las demás eran las estaciones de tren. Quizá, está en manos de esta generación la construcción de las nuevas entradas a Granada. Una por tren y otra por la Alhambra, o quizá aún esto nos quede grande, y entre dimes y diretes se pierdan esos millones de fondos Europeos, como hemos perdido tanto mientras discutíamos el sexo de los ángeles.

                                                                                  Saul Meral
Arquitecto y Paisajista






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